Calvin & Hobbes, Bill Watterson
El secreto del vértigo. Cómo intentar acercarse. Del aprendizaje del tacto
Publicado por
Portinari
Eso:
Arte,
Bill Watterson,
Calvin and Hobbes,
Cómo,
Incompletitud,
intento,
Kazimir Malevich,
la identidad de Portinari,
muerte,
nacimiento,
no hay traducciones para este verbo,
Pintura,
Tim Buckley,
Vértigo
martes, 31 de agosto de 2010 7 Comentarios
Intento de acercarse (II): Aquí estuvo, el color de mis sueños
Jane Graverol, El Espíritu Santo
Más allá del color de mis sueños está mi rastro.
El color de mis sueños está en el cuerpo de una mujer.
En el secreto de las nueve puertas que conducen a la libertad de un pájaro.
Mi rastro conforma la silueta de una escalera. El cuerpo de una mujer es la escalera que lleva al color.
Más allá del color de mis sueños está mi rastro.
Mi rastro no tiene color. Es un surco en la tierra. Un surco que hendieron mis manos.
Mis manos tienen dedos.
Con los dedos creo números.
En los números codifico los nombres.
En los nombres nombro.
Soy
en los nombres.
Toco el cuerpo de una mujer con mis manos. La hago escalones. Enormes escalones para mi diminuto cuerpo. Menguo en este estado de inclinación hacia el color. Desaparezco.
Soy el cuerpo de una mujer. En el lugar de mis ojos tenía dos huecos. Ahora tengo escalones. Los escalones conducen a mi vientre. En el vientre encuentro mi rastro.
Dibujo una circunferencia con la creación de mis miembros. Me incluyo en la esfera. Debajo de mis pies no hay identificación posible.
Más acá de mi vida está la circunferencia en el trazo. Dentro del trazo se esconde el secreto del regreso. Sólo
si miro adentro
puedo ver la silueta
de un cuerpo
con las manos llenas de tierra.
Publicado por
Portinari
Eso:
acercarse,
colores,
Fragmentación en partes del ser,
integridad
miércoles, 25 de agosto de 2010 14 Comentarios
Intento de acercarse (I): "Aquí está el color de mis sueños"
lunes, 23 de agosto de 2010 3 Comentarios
Intento de acercarse
viernes, 20 de agosto de 2010 8 Comentarios
La Luz y Das Ende der Liebe
"Hable con Ingeborg toda la tarde
(que no fue de tiempo)
sin acentos.
Tan en silencio
no la oia.
habia unas lineas por las que sus manos
me inclinaban a pasar.
Cerre una lagrima sobre el ojal.
Cree un punto.
De aquella division
cree
la sombra
de un simbolo.
la Luna fue desde entonces una constelacion mas en el espacio.
Y descubri que El Mundo habia nacido
del sudor
de un hombre
del sudor
de un hombre
y el polvo cosmico de una palabra."
Con algunos cambios, esto escribía en mi viaje; ahora desde aquí lo recuerdo, un poco pensando dónde estaba yo cuando cerraba ese punto apretando fuerte un puño invisible delante de mi cara, viendo la transparencia del rostro de Ingeborg en un libro bilingüe de sus poemas. (Bilingüe, pero sin mi lengua.)
Hubo hasta cerca de IV Das Ende der Liebe; sólo pude alumbrar uno porque todo eran desiertos horizontales. Era imposible encontrar el eje de aquella materia, porque era como si la materia tendiera a la gravedad violenta, o como si hubiera olvidado en otro lugar su esencia y compuestos.
Así, nos arrastramos como el agua por un oasis. Un Oasis salvaje; intermitente. Nos arrastramos todas mis yo en dirección a una línea. Habitamos muchos puntos, algunas veces, cada una vivía en uno distinto y hacía más frío que habitualmente en el horizonte. Nos arrastramos porque no podíamos flotar, como descubrimos en la inercia de nuestros cuerpos después de la inundación.
Sólo había una línea y era habitable. Vi un eterno amanecer boca arriba, y al revés, era un crepúsculo infinito. Se pudieron ver algunas estrellas. Pero por la noche no se veía nada. Sólo podíamos ser en el tacto con los puntos, conformar con nosotras mismas aquella línea.
Arrastrarnos a través de nosotras mismas. Y después llegó el gran diluvio y la carrera por la verticalidad. Toda piel se irguió olvidando el sujeto y la sujección, que iban tan juntos que parecían lo mismo. Y sólo se quedó como Una lo demás flotando. Y también se descubrió que se podía respirar, y que al cuerpo lo dejaban vivir y sostener a la Otra.
Hubo hasta IV Das Ende der Liebe; uno de pensamiento, otro de silencio, otro de sangre; pero no pude decir más que uno de sudor, porque no había llegado, todavía. Fui un Oasis, una línea, y nos arrastramos todas juntas a través de nosotras mismas. Después de eso flotamos, y nos sorprendimos como una sola.
Sin embargo sí hubo uno, porque descubrí el flotamiento; y que el mundo entraba en una sola gota, en una sola gota del sudor de cualquier hombre.
Portinari, 20, 20 y 28 de Agosto: Das Ende der Liebe I, II,III, Ingeborg Bachmann
Portinari, 8 de Agosto
http://www.youtube.com/watch?v=BYQGgl-quVg
Con algunos cambios, esto escribía en mi viaje; ahora desde aquí lo recuerdo, un poco pensando dónde estaba yo cuando cerraba ese punto apretando fuerte un puño invisible delante de mi cara, viendo la transparencia del rostro de Ingeborg en un libro bilingüe de sus poemas. (Bilingüe, pero sin mi lengua.)
Hubo hasta cerca de IV Das Ende der Liebe; sólo pude alumbrar uno porque todo eran desiertos horizontales. Era imposible encontrar el eje de aquella materia, porque era como si la materia tendiera a la gravedad violenta, o como si hubiera olvidado en otro lugar su esencia y compuestos.
Así, nos arrastramos como el agua por un oasis. Un Oasis salvaje; intermitente. Nos arrastramos todas mis yo en dirección a una línea. Habitamos muchos puntos, algunas veces, cada una vivía en uno distinto y hacía más frío que habitualmente en el horizonte. Nos arrastramos porque no podíamos flotar, como descubrimos en la inercia de nuestros cuerpos después de la inundación.
Sólo había una línea y era habitable. Vi un eterno amanecer boca arriba, y al revés, era un crepúsculo infinito. Se pudieron ver algunas estrellas. Pero por la noche no se veía nada. Sólo podíamos ser en el tacto con los puntos, conformar con nosotras mismas aquella línea.
Arrastrarnos a través de nosotras mismas. Y después llegó el gran diluvio y la carrera por la verticalidad. Toda piel se irguió olvidando el sujeto y la sujección, que iban tan juntos que parecían lo mismo. Y sólo se quedó como Una lo demás flotando. Y también se descubrió que se podía respirar, y que al cuerpo lo dejaban vivir y sostener a la Otra.
Hubo hasta IV Das Ende der Liebe; uno de pensamiento, otro de silencio, otro de sangre; pero no pude decir más que uno de sudor, porque no había llegado, todavía. Fui un Oasis, una línea, y nos arrastramos todas juntas a través de nosotras mismas. Después de eso flotamos, y nos sorprendimos como una sola.
Sin embargo sí hubo uno, porque descubrí el flotamiento; y que el mundo entraba en una sola gota, en una sola gota del sudor de cualquier hombre.
Portinari, 20, 20 y 28 de Agosto: Das Ende der Liebe I, II,III, Ingeborg Bachmann
Portinari, 8 de Agosto
http://www.youtube.com/watch?v=BYQGgl-quVg
Publicado por
Portinari
Eso:
Aquí,
Das Ende der Liebe,
Ingeborg Bachmann,
la identidad de Portinari,
sin acentos,
sudor,
The Origin of love
domingo, 8 de agosto de 2010 10 Comentarios