"no criaré a tu hijo"




Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
Ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré dónde vives, con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir.


Idea Vilariño









miércoles, 31 de julio de 2013 2 Comentarios

"Je baiserai ta bouche, Iokanaan"

SALOMÉ.  Iokanaan.

IOKANAAN.  Qui parle?

SALOMÉ.  Iokanaan!  Je suis amoureuse de ton corps.  Ton corps est blanc comme le lis d’un pré que le faucheur n’a jamais fauché.  Ton corps est blanc comme les neiges qui couchent sur les montagnes, comme les neiges qui couchent sur les montagnes de Judée, et descendent dans les vallées.  Les roses du jardin de la reine d’Arabie ne sont pas aussi blanches que ton corps.  Ni les roses du jardin de la reine d’Arabie, ni les pieds de l’aurore qui trépignent sur les feuilles, ni le sein de la lune quand elle couche sur le sein de la mer . . . Il n’y a rien au monde d’aussi blanc que ton corps.—Laisse-moi toucher ton corps!

IOKANAAN.  Arrière, fille de Babylone!  C’est par la femme que le mal est entré dans le monde.  Ne me parlez pas.  Je ne veux pas t’écouter.  Je n’écoute que les paroles du Seigneur Dieu.

SALOMÉ.  Ton corps est hideux.  Il est comme le corps d’un lépreux.  Il est comme un mur de plâtre où les vipères sont passées, comme un mur de plâtre où les scorpions ont fait leur nid.  Il est comme un sépulcre blanchi, et qui est plein de choses dégoûtantes.  Il est horrible, il est horrible ton corps! . . . C’est de tes cheveux que je suis amoureuse, Iokanaan.  Tes cheveux ressemblent à des grappes de raisins, à des grappes de raisins noirs qui pendent des vignes d’Edom dans le pays des Edomites.  Tes cheveux sont comme les cèdres du Liban, comme les grands cèdres du Liban qui donnent de l’ombre aux lions et aux voleurs qui veulent se cacher pendant la journée.  Les longues nuits noires, les nuits où la lune ne se montre pas, où les étoiles ont peur, ne sont pas aussi noires.  Le silence qui demeure dans les forêts n’est pas aussi noir.  Il n’y a rien au monde d’aussi noir que tes cheveux . . . Laisse-moi toucher tes cheveux.

IOKANAAN.  Arrière, fille de Sodome!  Ne me touchez pas.  Il ne faut pas profaner le temple du Seigneur Dieu.

SALOMÉ.  Tes cheveux sont horribles.  Ils sont couverts de boue et de poussière.  On dirait une couronne d’épines qu’on a placée sur ton front.  On dirait un noeud de serpents noirs qui se tortillent autour de ton cou.  Je n’aime pas tes cheveux . . . C’est de ta bouche que je suis amoureuse, Iokanaan.  Ta bouche est comme une bande d’écarlate sur une tour d’ivoire.  Elle est comme une pomme de grenade coupée par un couteau d’ivoire.  Les fleurs de grenade qui fleurissent dans les jardins de Tyr et sont plus rouges que les roses, ne sont pas aussi rouges.  Les cris rouges des trompettes qui annoncent l’arrivée des rois, et font peur à l’ennemi ne sont pas aussi rouges.  Ta bouche est plus rouge que les pieds de ceux qui foulent le vin dans les pressoirs.  Elle est plus rouge que les pieds des colombes qui demeurent dans les temples et sont nourries par les prêtres.  Elle est plus rouge que les pieds de celui qui revient d’une forêt où il a tué un lion et vu des tigres dorés.  Ta bouche est comme une branche de corail que des pêcheurs ont trouvée dans le crépuscule de la mer et qu’ils réservent pour les rois . . . !  Elle est comme le vermillon que les Moabites trouvent dans les mines de Moab et que les rois leur prennent.  Elle est comme l’arc du roi des Perses qui est peint avec du vermillon et qui a des cornes de corail.  Il n’y a rien au monde d’aussi rouge que ta bouche . . . laisse-moi baiser ta bouche.

IOKANAAN.  Jamais! fille de Babylone!  Fille de Sodome! jamais.

SALOMÉ.  Je baiserai ta bouche, Iokanaan.  Je baiserai ta bouche.

LE JEUNE SYRIEN.  Princesse, princesse, toi qui es comme un bouquet de myrrhe, toi qui es la colombe des colombes, ne regarde pas cet homme, ne le regarde pas!  Ne lui dis pas de telles choses.  Je ne peux pas les souffrir . . . Princesse, princesse, ne dis pas de ces choses.

SALOMÉ.  Je baiserai ta bouche, Iokanaan.


*

*

SALOMÉ. Iokanaan.

IOKANAAN. ¿Quién habla?

SALOMÉ. ¡Iokanaan! Estoy enamorada de tu cuerpo. Tu cuerpo es blanco como los lirios de un prado que jamás ha sido segado. Tu cuerpo es blanco como las nieves que caen sobre las montañas, como las nieves que caen sobre las montañas de Judea y descienden por los valles. Las rosas del jardín de la reina de Arabia no son tan blancas como tu cuerpo.  Ni las rosas del jardín de la reina de Arabia, ni los pies de la aurora que pasan sobre las hojas, ni el seno de la luna cuando se acuesta sobre el seno del mar... No hay nada en el mundo tan blanco como tu cuerpo. — ¡Déjame tocar tu cuerpo!

IOKANAAN.  ¡Atras hija de Babilonia! Es a causa de la mujer que el mal entró en el mundo. No me habléis. No quiero escucharte. No escucho más que las palabras de Dios nuestro señor.

SALOMÉ.  Tu cuerpo es hediondo. Es como el cuerpo de un leproso. Es como un muro de yeso por donde pasaron las víboras, como un muro de yeso donde los escorpiones han hecho su nido. Es como un sepulcro blanqueado que está lleno de cosas repulsivas. ¡Es horrible, es horrible tu cuerpo!... Es de tus cabellos que estoy enamorada, Iokanaan. Tus cabellos parecen racimos de uvas, racimos de uvas negras que cuelgan de las viñas de Edom en el país de los edomitas. Tus cabellos son como los cedros del Líbano, como los grandes cedros del Líbano que dan sombra a leones y a ladrones que quieren ocultarse durante el día. Las largas noches negras, las noches en que la luna no se muestra, en que las estrellas tienen miedo, no son tan negras. El silencio que mora en el bosque no es tan negro. No hay nada en el mundo tan negro como tus cabellos... Déjame tocar tus cabellos.

IOKANAAN.  ¡Atrás, hija de Sodoma!  No me toquéis.  No se debe profanar el templo de Dios nuestro señor.

SALOMÉ.  Tus cabellos son horribles. Están cubiertos de barro y polvo. Parecen una corona de espinas puesta sobre tu frente. Parecen un nudo de serpientes negras que se retuercen alrededor de tu cuello. No amo tus cabellos... es de tu boca de lo que estoy enamorada, Iokanaan. Tu boca es como una banda escarlata sobre una torre de marfil. Es como una granada cortada por un cuchillo de marfil. Las flores de la granada que florecen en los jardines de Tyr y que son más rojas que las rosas, no son tan rojas. Los gritos rojos de las trompetas que anuncian la llegada de reyes, y hacen temer al enemigo, no son tan rojas. Tu boca es más roja que los pies de aquellos que pisan el vino en las prensas. Es más roja que los pies de las palomas que moran en los templos y alimentan los curas. Es más roja que los pies de aquel que regresa de un bosque en el que ha matado a un león y visto tigres dorados. ¡Tu boca es como una rama de coral que los pescadores han encontrado en el crepúsculo del mar y que reservan para los reyes...! Es como el bermellón que los moabitas encuentran en las minas de Moab y que los reyes toman para sí. Es como el Arco del rey de los persas que está pintado de bermellón y que tiene cuernos de coral.  No hay nada en el mundo tan rojo como tu boca... Déjame besar tu boca. 

IOKANAAN.  ¡Jamás! ¡Hija de Babilonia! ¡Hija de Sodoma! Jamás.

SALOMÉ.  Besaré tu boca, Iokanaan. Yo besaré tu boca.

EL JOVEN SIRIO.  Princesa, princesa, tú que eres como un ramo de mirra, tú que eres la paloma entre las palomas, ¡no mires a este hombre, no le mires! No le digas esas cosas. No las puedo soportar... Princesa, princesa, no digas esas cosas.

SALOMÉ.  Besaré tu boca, Iokanaan.







Imágenes:

Salomé, Hans Dammann
Salomé, Lucien Lévy-Dhurmer

Traducción: R.LL.

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El ciclo y el lenguaje (IV)

Enrique Morales
Fantasmagoría II





Representación indonesia del dios védico Indra


I

El Lugar. Migajas de hoguera. Fue fuego. Engarzados entre pequeñas ramitas de (…), brillantes, pueriles colmillos. Este es. El Lugar. Pueriles colmillos, bailad sobre el vientre de vuestra madre. [Esa mujer. Toda esqueleto. Que bebió saliva en los cráneos de sus padres. Chicha. Decían.] Esa mujer. Sonreía, se excusaba: Poca, poca bebida. Rebosa a través de las cuencas de papá. Rebosa a través de las cuencas de mamá. Cae. Cae. No hay lenguas. No era práctica. Esa mujer. Surcos en su alma. Infectos por las picaduras de la hormiga. Las almas de sus padres. Picaduras en (a través de) sus hijos. Las nalgas duelen al tocar la tierra. No obstante. El Alma. In-corrupta. Pero era bonito. Qué bonito. [Allá Arriba, ellos, lanzaban ramas, envueltos en llamas, lanzaban ramas que parecían huesos, que parecían brazos, que parecían piernas, lo parecían, pero no eran, apenas eran cuerpo.] Allá Arriba. Arrojaban sarpullido. Esa mujer sonreía: alma, que no es Alma, su alma In-corrupta sonreía. Su alma, moribunda. Esa mujer rascaba. Y cuando llegaba a la carne lloraba, gritaba: Los ojos de mamá ven, los ojos de papá ven: su niña encontró Alma. Esa mujer, con el alma muerta, enterrada. Esa mujer, cuyas uñas llegan a la carne (rosácea, grasienta) y cree descubrir El Alma, allí, en el abismo. Allá arriba. Cuanto moraron flota de acá para allá. No Allá. Allá Arriba. Sino anidando en las montañas, castañeando en las tripas de cinco buitres. Un Niño mira a los pájaros. No sabe. Qué. Pájaros son. Canta: Las alas ríen. Las alas ríen. Y no sabe la Canción de los huesos. Es niño. No sabe los huesos. Apenas el pájaro. Que es grande; y engulle cosas que cantan. Las alas ríen.


II



Pero los buitres son, aun sin canto, los buitres son. El niño es, aun con canto, el niño es. Los huesos de los abuelos son, el fuego, la saliva. Es. Es el silbido silencioso, tibia luz inerme en los rostros de Aquellos. Que fueron. [No era perversa. La madre. La mujer. Esa mujer. No (lo) era. Tenía tierra en la cabeza (¿El cerebro?). Tenía un vestido blanco. Muy blanco. Tan blanco. El arbol se volvió percha. La mujer andaba. Esa mujer. Bailaba. Pedía Las Babas. La mujer. El vestido. Tan blanco. El arbol se volvió percha. La mujer pedía Las Babas. Desnuda, decía (lloraba): Este calor es una burbuja. Susurran a través de las branquias de un salmon y yo no entiendo nada. Aun con mi alma, no entiendo nada. Siempre lloraba. Tenia gran facilidad. Sabía llorar sustancias viscosas. Incrustadas en la piel. Bubones sollozantes. Lloraba. Pues. Tenía el talento. Hasta la muerte. O El Alma. Lo que venga primero. Sus hijos reían: Mamá se inunda -nueva Canción-, mamá es un barco. Mamá es el mar. Mamá es el cuerpo azul que flota en la red de un pesquero ruso. Mamá es una foca. Papá un arponero. Viva la vida en el mar. No eran perversos.]


III

Había una Esfera. No nos dejaba respirar. Nos embarazaba, agitaba los cráneos. Esfera incandescente. Los buitres cantaban: Hay una Esfera, os ahoga, os preña, agita calaveras. Era verdad, estabamos en un agujero, y por suerte, nunca podríamos salir de él. Por suerte, nunca podríamos matar a Nadie. Entonces Alguien dijo: Pobre de aquel que se vea privado de la experiencia de la muerte prematura. Y todos reímos, y bebimos eso que teníamos en las copas. [Pero nada de eso era verdad. Los buitres no tienen Canciones. Con esto. Un secreto: la Canción de los huesos no es una Canción. Apenas. Lo es.]


IV

Los huesos no son una Canción


V

En El Lugar. Fuego. Los colmillos de los hijos. Devorados. Jugaban a comer niños. Los niños no juegan a los juegos de los adultos. Devorados. Los colmillos de los hijos. En El Lugar.

 
VI

[Afortunadamente, nunca podremos salir de aquí. (Apenas el pájaro). Este cráneo no es una gran copa. La pócima se derrama a través de las cuencas].


VII

Nada de eso era verdad. No hay Yo. No hubo Yo. Apenas el silbido silencioso, tibia luz inerme en los rostros de Aquellos. Que fueron.   


VIII

Los buitres acusan: Es rídiculo. La pócima se derramará a través de la mandíbula.


IX



No hay Canción.








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Texto publicado originalmente en el blog del autor: http://interregno-apocatastasis.blogspot.com.es/





Enrique Morales (Almería, 1991). Ha participado en algunas revistas literarias como La sombra del membrillo, El coloquio de los perrosGroenlandia o Kokoro y en antologías como Tenían veinte años y estaban locos (La Bella Varsovia, 2011) y La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones en huida, 2012). Es autor de la plaquette Piedra de Aluminio (Banderines del Zaguán, 2007).



martes, 30 de julio de 2013 2 Comentarios

"For the dead to pass"

VII

At least I have the flowers of myself,
and my thoughts, no god
can take that;
I have the fervour of myself for a presence
and my own spirit for light;

and my spirit with its loss
knows this;
though small against the black,
small against the formless rocks,
hell must break before I am lost;

before I am lost,
hell must open like a red rose
for the dead to pass.

Hilda Doolittle, 'Eurydice', H.D. Collected Poems 1912-1944 (New Directions Publishing Corporation)


*
*
*

Por lo menos tengo las flores de mí misma
y mis pensamientos, ningún dios
puede llevarse eso;
tengo el fervor de mí misma por una presencia
y mi propio espíritu por la luz;

y mi espíritu con su pérdida
lo sabe;
aunque pequeño contra lo negro,
pequeño contra las rocas sin forma,
el infierno debe romperse antes de que me pierda;

antes de que me pierda,
el infierno debe abrirse como una rosa roja
para que pasen los muertos.




Traducción: R.LL.
*
*
*
**
*
*

viernes, 26 de julio de 2013 Deja tu comentario

El ciclo y el lenguaje (III)

 Daniela Camacho


[Los nombres de lo definitivo en las horas del vitriolo dulce: La degollada destilando dalias, gravemente]





El cuerpo no es más que una versión más lenta de lo que no es el cuerpo.

María Negroni



un objeto solo:
      papel blanco palabras ilegibles puñetazo

carcinoma dice en letras negras

(…
tiempo detenido uno dos veinticuatro segundos
detenido. el tiempo
)

cáncer flor inexacta en el sitio del lenguaje
glándula parótida 
 
(…
tres cuatro ciento diecinueve segundos y así
hasta el-fin-de-los-números
 
tragar saliva por última vez. muy lentamente
en la cama de hospital está nevando

tumor perla milagro pequeñísimo
tumor sustantivo propenso a la multiplicación
como la palabra bosque

hay en el bosque un bosque ardiendo:

erecta flor textual convallaria no te mueras
parásita insensata cephalantera huye del humo
arrastra tu corona
hunde en este cuerpo para siempre la espada fugaz

quirúrgica dulcemente

ya abierta anestesiada en otro mundo
fijaré el orden de los instrumentos
frente al esplendor de la sangre las manos de los hombres son más gráciles

(…
seis siete el tiempo ese pavor parsimonioso detenido
)

el peligro que no se ve no existe. hasta que alguien
en el momento menos esperado
te ordena ponerte una máscara que es igual a ti misma 
 
neutrones protones frutos de lo vertiginoso
hijos veloces vengan a mí
despacio que tiemblo y llevo un rostro muy blanco
despacio que la herida está despierta
para el animal que soy cicatrizar no es un hábito terrestre

ve hacia el lugar de la música para huir del miedo
no. la música del amanecer es falsa

me dejo caer sobre la mesa
odio al hombre ausente que dejó sus caballos
atados a mi sueño
las cuerdas de violín
el collar de salamandras de la niña ahorcada 
 
digo la enfermedad me ayudará a vivir
digo la sequía contiene el bosque

gaultheria insana siempreverde combate
la catástrofe la humillación el castigo es una felicidad

el tumor un sobresalto unas ganas de decir cosas horribles:







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Poema del libro [Imperia], ediciones El Perro y la Rana, Venezuela, 2013
(Se puede leer también en Revista Kokoro, nº1, 'Lentitud')
(El texto en la voz de Daniela Camacho



Daniela Camacho (Culiacán, Sinaloa, México, 1980). Se graduó de ingeniería industrial y de sistemas por el ITESM y de lengua y literaturas hispánicas por la UNAM. Publicó los poemarios En la punta de la lengua (Tintanueva, 2007) y Plegarias para insomnes (Editorial Praxis, 2008) reeditada por FUNDARTE, (2010); el libro de palíndromos Aire sería (Editorial Praxis, 2008) y el también poemario [imperia] (Fundación el perro y la rana, 2013). Forma parte de la antología bilingüe, español-portugués, Tránsito de fuego (Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, 2009), La mujer rota (Literalia editores, 2008) y Los siete pecados capitales.La lujuria   (Alforja, 2008) así como el libro-objeto Pasaporte ((c)acto, 2012), en edición trilingüe, junto a Natalia Litvinova y Beatriz Paz, y la plaquette islísima (Los poetas del cinco, 2013). Es fundadora y miembro del consejo editorial y de redacción de la revista El Puro Cuento. Sus poemas y ensayos han sido publicados en revistas y periódicos de México, Argentina, República Dominicana, Venezuela, Colombia y Perú; países a los que ha sido invitada a diferentes actividades literarias. Tras vivir en Japón y Suiza, en la actualidad radica en Egipto.



lunes, 22 de julio de 2013 Deja tu comentario

El ciclo y el lenguaje (II)

Ana Hidalgo



Para que algo sucediera tenía que suceder dos veces, tenía que suceder doblemente, los sentidos como réplica y obsesión, la vida como simetría del cuerpo, la sexualidad como semejanza, para que algo sucediera tenía que suceder dos veces, tenía que suceder doblemente, la simetría del cuerpo, la representación. Tu concepción sería efectiva únicamente cuando te concibiera dos veces, tu concepción sería efectiva únicamente en la bifurcación de los actos, mirar con un hijo tu imperativo, mirar con el otro hijo mi rostro, la realidad de mi hijo y mi acto quedaría demostrada por la existencia del otro hijo, por la imitación y la demora del acto. La descendencia fue posible a través de la simetría del cuerpo, el nacimiento fue posible a través de la simetría del cuerpo, la fertilidad de la equivalencia, la fertilidad de la obsesión, dos piernas, dos pechos, dos brazos, dos pulmones, el pensamiento fue posible a través del supuesto de un doble, a través de la implicatura de un doble, la implicatura de un doble y la descendencia, dos pulmones y la representación. Un brazo justificó la existencia del otro brazo, un pulmón confirmó la realidad del otro pulmón, un hijo vio al otro hijo, un hijo nació del otro hijo, para que algo sucediera tenía que suceder dos veces, tenía que suceder doblemente, el regreso y la memoria, la estructura doble y obsesiva de la memoria, el miedo sagrado a la mutilación.





Poema del libro Hallar una hendidura, ed. Point de Lunettes, Sevilla, 2011
(también publicado en la revista Nayagua, nº17)



Ana Hidalgo (Almuñécar, 1986). En 2011 se hizo merecedora del Premio de poesía 'Federico García Lorca' de la Universidad de Granada a la Creación Artística y Científica para Estudiantes universitarios por el libro Hallar una hendidura, que fue publicado ese mismo año por la editorial Point de Lunettes.  Ha colaborado en revistas como Shangrila y Kokoro. Actualmente trabaja 
en la elaboración de una tesis doctoral sobre Chantal Maillard. 


 

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El ciclo y el lenguaje (I)

Laia López Manrique


Elisabeth Vogler


sostenida como un cuerpo en la revelación de su faro
dijo que el silencio es una casa llena de ratas
/revelación casa de ratas silencio/
dijo que había llegado la hora de quemar la máscara por su inverso
por el lado de yeso que acaricia el rostro
el interior del labio
el hueco ovalado que libera la vista


dijo que acallar el pequeño silabeo dorsal era el inicio
una forma de inacabar
/tengo hambre tengo sueño tengo frío
mi cuerpo es aposición y gruñe entre dos comas
estoy
presencia pura
no pertenezco al mundo/
que acallar a la mujer a la niña al hijo y subir a la tierra de nuevo desnuda
ser una corteza
hacerse piel neutra o escucha
arañar a la madre













Elisabeth Vogler, poema publicado en Revista Détour





Laia López Manrique (Barcelona, 1982). Estudió Filosofía y Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universitat de Barcelona. Ha publicado los poemarios La mujer cíclica (La Garúa, 2014) y Deriva (Prensas Universitarias de Zaragoza, 2012) y ha participado en diversas antologías como Voces nuevas XXII (Torremozas, 2009), Blanco nuclear (Sial, 2011), Mujeres que aman a mujeres (Vitruvio, 2011), Hijas del pájaro de fuego (Fin de viaje, 2012) y Sangrantes (Origami, 2013). Es directora y coeditora, con Lola Nieto y Antonio Rodríguez, de la revista digital Kokoro y colabora con artículos críticos y textos de creación en diversas publicaciones como Revista de Letras, Literaturas, Calidoscopio, Revista Kafka, Catálogos de Valverde-CartoemasShangrila Textos Aparte, Paralelo Sur, Revista Quimera y Revista Détour.



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"I have lost the earth"

Un fragmento de "Eurídice" (Egoísta, Hilda Doolittle)
Traducción de Rubén Martín



V.


So for your arrogance
and your ruthlessness
I have lost the earth   
and the flowers of the earth,
and the live souls above the earth,
and you who passed across the light
and reached
ruthless;

you who have your own light,
who are to yourself a presence,
who need no presence;

yet for all your arrogance
and your glance,
I tell you this:

such loss is no loss,
such terror, such coils and strands and pitfalls
of blackness,
such terror
is no loss;

hell is no worse than your earth
above the earth,
hell is no worse,
no, nor your flowers
nor your veins of light
nor your presence,
a loss;

my hell is no worse than yours
though you pass among the flowers and speak
with the spirits above earth.





*
V.

Así que por tu arrogancia
y tu inflexibilidad
he perdido la tierra
y las flores de la tierra,
y las almas vivas sobre la tierra,
y a ti que cruzaste por la luz
y que llegaste
a inflexible;

tú que posees tu propia luz,
que eres tú mismo una presencia,
que no necesitas presencia;

pero por toda tu arrogancia
y tu mirada,
te digo esto:

tal pérdida no es pérdida,
un terror así, tales filamentos y bucles y precipicios
de negrura,
tal terror
no es pérdida;

el infierno no es peor que tu tierra
sobre la tierra,
el infierno no es peor,
no, ni tus flores
ni tus venas de luz
ni tu presencia,
una pérdida;

no es peor mi infierno que el tuyo
aunque pases entre las flores y hables
con los espíritus sobre la tierra.

domingo, 21 de julio de 2013 Deja tu comentario

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Photo: Jonah and the whale, Pamplona Bible

Jonah, Pamplona Bible, Navarre 1197. Amiens, Bibliothèque municipale, ms. 108, fol. 146r .