Para que los labios no se pudran, moverlos

Hoy me he acordado de la belleza y la muerte; de las rosas cuando se marchitan; del jardín de delante de la casa fragante a mortandad. Aquella rosa ya no existe más que en mi memoria figurativa. Sus pétalos se han perdido para siempre en la savia de los árboles, entendidos como el recuerdo. Me queda la tenacidad desesperada en la espera encarnizada. Pero no es nada, comparado con la sustitución de la imagen.

Una moto ruge en la calle, luchando por arrancarme el pensamiento, y no logra más que rasgar mis pétalos, ya pequeños, ahora hijos de Dédalo. La tendresse est morte.

***

Imposible sentirme aquí ni siquiera un instante. Siento que la tierra se me despega, y el sol, me llama a su cercanía, incompleta sin la plenitud de su función extrema. Je sens que la terre se me décolle. “Es siempre lo que amaba ser”. La sincronicidad del tiempo de tus frases, quiebran tu voz hasta hacerla arco de violín de hojalata. Un arco que pasa por encima de los pétalos, blandos, lágrimas de la vida que se van dejando en la cuesta de descenso.

“No nos quedara si no más que el tiempo.” Lo que se tarde en ascender al sol, y dejarse consumir por sus llamas. No hay cosas bellas ya a las que amar; todo es incandescente, inflamable a la mirada que busca tenaz la respuesta en la música, la imagen, y las palabras. Siempre en la palabra se cree que yace dormida la verdad, pero; La bellezza è morta. El hombre se ha machacado los ojos, ha extirpado su deseo. Les oiseaux.

Deshacerse de lo superfluo, flotar en el agua y no dejar que el agua flote en uno mismo.

***

Me puede mi propio peso en esta dimensión ajena de mí en su totalidad. Flotar en medio de ninguna parte, sin reconocer los rostros ni las palabras, de idas y llegadas fuera del tiempo se llena la cotidianidad, de pérdidas y ningún encuentro, acaban por moverse lengua-dientes-labios-seno-lento, despacio. Todo parece un caldero rebosante de merde, y un escupitajo más no calmara la ira que arrasa, como el fuego, con todos los hermosos pétalos.

Sólo una palabra para alcanzar la mirada, acariciar los oídos, y decirle al daño “¡ya basta!”

No llega; por más que imagine su trayecto, la lentitud del verbo sobrepasa a Cronos, y todos acabamos perdiendo la caput. Que rueda a ninguna parte.

jueves, 18 de junio de 2009

12 responses to Para que los labios no se pudran, moverlos

  1. Ashbringer says:

    simplemente... :O

    si lo has escrito tú aqui y ahora te digo que me has enamorado jajaja

    por cierto, bonito lavado de cara al blog :^P

  2. Stalker says:

    Que bueno, Portinari. Me sumo a ti para decirle al daño "Ya basta".

    Este texto es quizá el más robusto y poderos que te he leído hasta ahora. Y sale como pan recién hecho. Una maravilla.

    Abrazos

  3. rubén m. says:

    Gracias por compartir el hastío de tus pétalos-ícaros.

    "La bellezza è morta. El hombre se ha machacado los ojos, ha extirpado su deseo", esa autocastración que nos puede convertir en muertos vivientes o peor, en monstruos, en lobos para el hombre. Había un poema de L.M.Panero que se titulaba: "La maldad nace de la supresión hipócrita del gozo".

    Así que me quedo con ese "deshacerse de lo superfluo, flotar en el agua y no dejar que el agua flote en uno mismo", y si la palabra no llega, le haremos eco nosotros sin haberla oído, la reinventaremos.

    besos

  4. Portinari says:

    Ashbringer gracias por tu comentario, pero no es bueno enamorarse del artefacto ;-)

  5. Portinari says:

    Stalker, se agradece tu unión, aunque jamás consigamos vencerlo.

    Me alegra qué veas el texto robusto y poderoso, me alegra que te parezca una maravilla, me alegra tu perspectiva.

  6. Portinari says:

    Rubén, gracias a ti por leer los pétalos icarizados.

    No conozco ese poema de Panero, lo buscaré para leerlo; supongo que en la autocastración, como tú dices, consiste un poco el "juego" este en el que nos vemos metidos.

    Me gusta tu propósito, ese de reinventar la palabra, de hacer sonar su eco. Crearla.

  7. "El rugido de una moto rasga los pétalos de una rosa tatuada en tu memoria. Sobre los pétalos se alza una voz como el arco de un violín de hojalata. Solo nos queda ir hacia el sol o flotar en el agua. Y decirle al daño: ya basta". ¿No es absolutamente bello? ¡Y es todo tuyo, Portinari! Y además están esas palabras en otras lenguas, que invariablemente aparecen en tu escritura como interferencias de alguien que te sacude los hombros, te dice "aquí estoy" sin darse a conocer, es como si tu propia lengua no te bastara y quisieras más y más y más, una multiplicidad de voces en una sola. Insisto, sos mi Lizzy Sidall.

    Adoré la respuesta a Ashbringer.

    Y yo que mientras tanto pensaba en bocas selladas ... Sincronía absoluta.

    Te abrazo mientras, seguramente, estás dormida.

  8. Portinari says:

    Mariel, me alegra mucho que arrojes belleza sobre el texto cuando lo lees, y sobretodo, que disfrutes en ello.
    Realmente las palabras foráneas funcionan como salvavidas en ese mar de vocablos. Pertenecen a otro lugar, a algo cuya esencia desciende en ellas.

    Me gusta mucho ese alter ego que arrojas en mí :-)

    Sincronía... la casualidad.

    Me encantó el abrazo, gracias Mariel.

  9. ...Lo peor de todo es que Cronos sigue mudo, como ausente, ¿no?...

  10. Portinari says:

    Siempre Miguel Ángel, Cronos siempre se hace un poco el loco.

    Gracias por pasarte ;)

  11. Egle says:

    Ruedan la caput e impasibles las palabras, como si pudieran sortear toda la contingencia del mundo y como si el viaje emprendido fuera sempiterno. Y, sin embargo, ruedan despacio, como el verbo parsimonioso y desesperante, ocultando connotativas raíces llenas de nervios en la faltriquera.
    Me asombra y me encanta que nunca la vacíes del todo.

  12. Portinari says:

    Egle qué alegría verte de nuevo por aquí (se nota que ya acabaste el curso eh?)

    Me alegra que te asombre y encante cómo se quedan dentro los nervios, los pétalos y las "paroles", y cómo rueda mientras la "caput" "como si el viaje emprendido fuera sempiterno".
    Qué bien lo describes.

Photo: Jonah and the whale, Pamplona Bible

Jonah, Pamplona Bible, Navarre 1197. Amiens, Bibliothèque municipale, ms. 108, fol. 146r .