Entregarse

APLASTAMIENTO DE LAS GOTAS - Cortázar



Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el rato, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana, se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes mientras le crece la barriga, ya es una gotaza que cuelga majestuosa y de pronto zup ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

Pero las hay que se suicidan y se entregan en seguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran, me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós.



Julio Cortázar

jueves, 24 de diciembre de 2009

12 responses to Entregarse

  1. Leonardo says:

    Hay una ternura inconfundible, juguetona, en los textos de Cortázar, en su visión de ciertas cosas, más allá de lo fantástico o de lo poético. Un recuerdo que tengo de París, del cementerio Montparnasse, es su tumba, con la escultura sonriente de un gusanito.
    Un abrazo por estos días de rituales.

  2. Portinari says:

    Leonardo, el gusanito, la impecabilidad del juego cortaziano en sus textos, tu percepción... todo parte de una de las piezas del mecanismo de entrega, tanto lectora como de escritura.
    Esas gotas entregadas son también palabras.

    Gracias por tu comentario-gota en esta ventana.
    Un abrazo para ti también en estos días, nunca mejor dicho, de rituales.

  3. Cortázar es parte de mi ADN. Fue mi talismán y mi escudo, mi mapa y mi refugio en la adolescencia de esta chica solitaria que soy.

    Siempre me dije: A Borges lo admiro; a Julio lo quiero, entrañablemente.

    El dice paf y zas y uno ve la gota que se resiste a entregarse, la ve, puede tocarla, puede sentir su peso y su latido líquido, y ve la gota que se salta temerariamente.

    Así puede entregarse uno, también. Oponiendo resistencia, atrincherándose, diciendo que no con la cabeza, aferrándose al cristal y cayendo de poco, lentamente. O lanzándose sin red y con el ímpetu de los clavadistas, dibujando una impecable jabalina en el aire.

    La Navidad es dura, sí. Los que están contentos no la necesitan; los que están tristes, mucho menos. Pero el año que se va deja una estela hermosa: la de estar aquí y habernos conocido.

    Que tu corazón descanse este domingo.

    Tus palabras en el pajarito me emocionan, invariablemente.

  4. rubén m. says:

    Nunca me he dejado seducir fácilmente por Cortázar (es decir, que no he compartido la devoción incondicional y ciega que le tenían muchos de mis compañeros de carrera o amigos), pero sin ir más lejos este pequeño escrito es una delicia. Precisamente por ser un escritor al que ahora mismo no me apetece volver por mi propio ímpetu me gusta encontrármelo aquí, con este fragmento como una miga de pan que me conducirá tal vez a otras que formen un camino para mi regreso a Cortázar, un día quizá no tan lejano.

    Otro abrazo ritual y un beso.

  5. Portinari says:

    Mariel, compartimos entonces no sólo el ADN que nos hace humanas, si no el que nos ensambla con los textos de Cortázar.
    Te presiento instalada en él como en un hogar al que sí es posible retornar, a diferencia de las casas físicas. Cortázar como tu casa no física entonces, como una llama constante, tenue.

    Ser como gotas, que se entregan o no, en la caída libre, en el color, en el vacío.
    Poniendo resistencia a eso sin embargo, y oponiéndola a la superficie, como dices, atrincherándose como a la vida, a lo tangible.
    Verlas como impecables jabalinas en el aire, dejarse atravesar por ellas, entregarse a las gotas: lágrimas hacia adentro, tal y como dices.

    Gotita Mariel, me quedo con esta jabalina que me dejas, que me lanzas, anegada al vacó, al color, al espacio, para atravesarme con ella:
    "Pero el año que se va deja una estela hermosa: la de estar aquí y habernos conocido. "

    Por esa constante, un fuerte abrazo.

  6. Portinari says:

    Rubén, nunca es tarde para encontrar estos hogares. Busca las miguitas que te salgan al paso, y aunque no sea una llama constante, espero que cuando brille lo haga con fuerza suficiente para deslumbrarte y dejar presencia en tus retinas durante unos minutos.
    Gracias por guardarte la miguita.

    Un abrazo.

  7. Arturo Borra says:

    Esas gotas siempre me empaparon. La lluvia es constante; llueve rabiosamente como sólo puede llover en las regiones más australes…hay que ver esas lluvias interminables… cayendo sobre el campo o el asfalto.
    Quizás esa lluvia de Cortázar sea en París. Las gotas se aferran, otras se suicidan, pero me recuerda al sur (y a todo lo que hay de Felisberto Hernández en esas gotas animizadas).
    Gracias por la lluvia.
    Un abrazo,
    Arturo

  8. Portinari says:

    Stalker:
    ·

    ·
    ..
    .
    .
    ·
    ·

    ······...

  9. Portinari says:

    Arturo, hay que verlo, como dices. Ver a las gotas caer por inercia de su propia realidad, todas juntas.
    Verlas caer sobre uno, con su nacionalidad extinta; sólo lluvia que es lluvia.

    Con Felisberto Hernández me he acordado de nuestro pajarito de China.

    Todo está tan vivo, y a la vez, que no.

    Gracias a ti Arturo, por ser gota aquí.

  10. ...Adiós gotas, adiós, es como decirles a las gotas de la ventana que son como los amigos del tango...
    ...Querida Portinari, siempre tan dulce, tan inesperada, tan...
    ...tan...
    ...tan...

  11. Portinari says:

    Miguel Ángel, como los amigos del tango... :)

    Un abrazo.

Photo: Jonah and the whale, Pamplona Bible

Jonah, Pamplona Bible, Navarre 1197. Amiens, Bibliothèque municipale, ms. 108, fol. 146r .