Jean Guichard, La Jument
дом; belonging
Publicado por
Portinari
Eso:
belonging,
Jean Guichard,
La Jument,
дом
martes, 19 de octubre de 2010
Eso: belonging, Jean Guichard, La Jument, дом
martes, 19 de octubre de 2010
Eso: belonging, Jean Guichard, La Jument, дом
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14 responses to дом; belonging
Portinari es sirena en la espuma y es, a la vez, farera. Portinari escindida y totalmente puesta en lo que ama, en lo que es, que nunca es 1. es un 1+1: 3.
Y los nueve dedos de la mano, para las nueve puertas del cuerpo de la mujer, recordadas y escritas por Apollinaire bajo un cielo de obuses. En una carta para Lou, en principio; en una carta para Madeleine, cuatro meses después ..., imaginando el acceso al paraíso desde la trinchera.
Tu Madonna de Munch, descompuesta, fragmentada, rota ... sólo así podría ascender.
Sos de otro mundo.
Como faros nos enfrentamos a lo golpes y retos de la vida.......
un beso.
Los nueve dedos para las nueve madonnas. Descompososiciones impares, que no reciben un nombre. Se insinúan las prolongaciones, como los dedos de un sortilegio que nos engancha.
Sólo podíamos ascender.
Un abrazo fuerte y agradecido.
Tula, hay que erguirse dentro de la casa y reivindicar esa herida, como foco que ilumine nuestras noches.
sístole, diástole, veo las olas como un gran corazón que bombea y cerca el centro, lo erguido y lo solo: el centro es tan pequeño que apenas cabría en él un pajarillo o un terremoto, es tan grande que no es capaz de alojar una lágrima-hoja al caer
la pertenencia podría ser no dejar entrar el agua, pero también no inscribirse en uno u otro código, deslizarse entre los códigos que cifran (velan) el mundo, y hallar, en el pasaje, en el instersticio, en la huella-por venir, el lenguaje del entre, entre los códigos, entre agua y roca, entre lo presentido y lo sentido, entre el umbral y el paso que lo cruza, entre la pisada y su borradura,
lenguaje del entre es lo que entre-dice Portinari,
y la espera se nos alza en regazo
Querida Portinari, es cierto que hace meses nos perdimos la pista. La intermitencia mía no es accidental; es la única forma de estar que en este momento me resulta posible. Y aún así, este faro en la mitad del agua, este faro de fin de mundo, me parece precioso, como uno se siente a veces.
Me alegra que lo rescates, si es que puede rescatarse un faro en medio del mundo.
Un fuerte abrazo,
Arturo
Algún día sólo quedarán esas casas en ruinas irguiéndose, a pesar de todo, sobre la superficie marina, como un último vestigio de que hubo quien tuvo ojos, y que tuvo necesidad de la luz para poder ver en las noches el horizonte.
La pertenencia da vueltas al ojo. La pertenencia juega con nuestras nostalgias. Quedándose allí, enmudecida, como el faro del cuerpo.
Alzarse regazo.
Arturo, siempre celebro tus regresos. No importan las intermitencias, aunque no negaré que me gusta mucho tenerte por aquí.
Por mi parte últimamente me busco las huellas, para recomponer el camino hacia alguna pare coherente. Tu última entrada me da que pensar. Pronto la hablaré.
Pueden rescatarse los medios mundos, el apotema de nuestras geometrías. Quiero creer que se puede, y por eso traigo una casa, mía, en la que nunca estuve, porque la pertenezco.
Un abrazo que ya te espera de vuelta, paciente.
Como nuestro mar interno...
:)
...¿Cómo resisten los cimientos de ese faro?...
...¿Lo sabes tú?...
...Besos y abrazos...
Tengo algunos faros en casa, y regalo faros a ciertas personas que representan para mí luces en mi niebla intransigente.
Pienso en lo que dice nuestro querido Stalker, el centro, el faro es uno de los centros en torno al cual se agita el mar que no tiene centro, ¿será que lo busca allí? Los faros forman parte del mar, tienen humedad por todas partes, algas, ojos, musgos, miles de intersticios y en ellos habita una fauna marina y minúscula, por eso resisten, por eso están allí con su luz, por eso hacen falta, son indispensables.
un abrazo
Jorge, bienvenido.
Gracias por tu sonrisa.
Miguel Ángel, yo no sé, sólo creo ver cómo se sostiene, y puede que eso sea todo una ilusión.
Gracias por regresar a esos parajes :)
Besos y abrazos para ti también .
Leonardo, puede que los faros sean el centro, sean sin más ese centro mismo. Sí.
Dices que resisten por lo minúsculo que habita en ellos. Comparto contigo la idea de esa fragmentación de su supervivencia.
Iluminarse de ellos. Saber observar dónde están las ventanas.
Es muy hermoso que regales faros a ciertas personas.
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